Durante mi paso por el mundo del karate coreano he escuchado cientos y cientos de historias de todo tipo: sobre deportistas exitosos, compañeros que alguna vez fueron hermanos, gente que pasó sin pena ni gloria, otros tantos que optaron por ser maestros, directivos o alguna otra rama que les permitiera estar activos dentro del medio, éxitos, fracasos y algunas historias de terror también.

La historia sigue como todas las historias de alguien que llega a entrenar por primera vez hasta los 11 años cuando logra quedar en selección estatal de combate y luego de los 14 a los 18 en selección estatal de poomsae, compitiendo en varios campeonatos nacionales. Quienes han competido a ese nivel saben que en ese intermedio de cuatro años pasan cosas, se conoce gente, se visitan lugares, se entrena, se llora, se ríe, se gana y se pierde, todo es parte del juego, todo es parte del taekwondo.

A los 14 años la historia se vuelve menos genérica, pues nuestro protagonista inicia dando clases en una instalación del DIF estatal y como instructor en diversas escuelas. También inicia un servicio social apoyando a trabajadores del IMSS y laborando como titular del gimnasio “Tampiquito” en el municipio de San Pedro Garza García en Monterrey mientras cursaba su carrera universitaria y entrenaba en selección estatal.

Hasta aquí creo que no es nada que no hayamos escuchado antes, pero nadie se esperaba lo que sucedió después…

Necesitas piernas para patear pero no para volar

A los 23 años de edad, José Ramón inicia una carrera como referee. Ya lo dijo alguien por ahí alguna vez: ningún atleta ama este deporte de la manera en la que un referee lo hace. Ya en este puesto él logra desenvolverse en todas las áreas que la disciplina arbitral requiere: juez de esquina, en sistema, como juez de poomsae y central en combate, así hasta poder llegar un día a oficiar en regionales y finalmente en nacionales de CONADE.

Necesitas piernas para patear pero no para volar

Es el 12 de enero del 2019 cuando nuestro protagonista, con 24 años de edad, pasa por algo que hace que las cosas cambien… Un día aparentemente normal después de un entrenamiento de jueceo en el colegio estatal de árbitros de la asociación de Nuevo León, José Ramón se dirige a su casa y al momento de abordar el autobús el chofer cierra la puerta antes de que terminara de subir, el brazo queda enganchado a la misma, pero en vez de que el transporte se detenga, acelera. José Ramón cae de las escaleras y termina con una pierna prensada bajo la llanta delantera de un camión que pesaba más de 10 toneladas.

Aquí, estimado lector es donde necesitamos hacer una pausa. Si está leyendo esto es porque seguramente practica o a practicado taekwondo, ahora imagínese que es su pierna la que está debajo de esas 10 toneladas. ¿En qué está pensando? ¿Qué está sintiendo? Es difícil imaginarlo, ahora figúrese que esta no es una historia de ficción, es algo que le pasó a alguien, a alguien como usted, que inició como un niño introvertido a los nueve años de edad…

30 minutos más tarde llegó la ambulancia. Lo trasladan al hospital y entonces hay una decisión que tomar: salvar la pierna arriesgando la vida o salvar la vida viviendo sin pierna…

Aquí es la segunda pausa y es pertinente acudir a los clásicos: ¿qué hubieran hecho ustedes?

Necesitas piernas para patear pero no para volar

Cualquier decisión que se hubiera tomado aquel día era ya una decisión valiente, la vida de José Ramón había estado en peligro antes ese mismo día, así que decidió no arriesgarla más y aventurarse a vivir la vida sin una pierna, con todo lo que eso conlleva…

Y aquí es la tercera pausa: imagine, sólo imagine que hoy por la noche se va ir a dormir sin una pierna… Sólo imagine. Ahora piense que a alguien ya le pasó: a alguien como usted que logró quedar en selección estatal y competir en varios nacionales, alguien como usted que hizo servicio social, alguien como usted que patea o solía patear diario…

José Ramón tiene actualmente 29 años, significa que lleva 20 en el taekwondo y haciéndolo con una sola extremidad inferior durante los últimos 5.

Hoy en día es egresado de la UANL como licenciado en ciencias computacionales, pero también es instructor de apoyo en el colegio Oxford en Monterrey, es juez nacional de la FEMEDEES, jamas dejó de ser juez estatal de Federación Mexicana y también es coordinador de jueces de su institución actual.

José Ramón sigue practicando el taekwondo, pero me parece que es un ejemplo de que no son las tragedias las que hacen que las historias genéricas se vuelvan extraordinarias, sino la respuesta ante éstas. El sentido del humor negro de la vida dejó sin una pierna a alguien que amaba un deporte/arte marcial/way of life donde literalmente necesitas piernas para practicar y quizá él nunca más va poder patear como antes… Pero no se necesitan piernas para volar.