Desde el punto de vista de la praxeología motriz[1][2] el Taekwondo se puede considerar un deporte sociomotriz con presencia de adversario en el cual se establece una relación de oposición en un espacio compartido y con un sistema de participación simultánea[3]. La incertidumbre no se encuentra en el medio, que es estable y está estandarizado por el reglamento, sino en la relación con el adversario, que intentará ocultar sus intenciones o engañar, es decir, “contra-comunicar”. A pesar de lo profuso y sofisticado de su reglamento deportivo, lo que realmente convierte al taekwondo en una práctica de enorme complejidad son sus aspectos socio-motrices y semio-motrices.

Para el competidor de taekwondo será fundamental, pues, la capacidad de generar “estrategias semio-motrices”[4], es decir, de percibir, analizar y descifrar el comportamiento del adversario, dotando de significado a sus movimientos para diseñar acciones con las que contrarrestarlos.

La percepción y análisis de la información emitida por el adversario, dotándola de significado, se produce en un contexto en el que la “contra-comunicación” o el encubrimiento de las intenciones de cada contendiente son continuos. Esto obliga al deportista a una constante labor de interpretación, estimación de probabilidades y toma de decisiones. Esta labor, que frecuentemente realiza a partir de percepciones incompletas o encubiertas y de circunstancias cambiantes (como pueden ser la diferencia de puntos en el marcador, la zona del tapiz en el que se desarrollan las acciones, el tiempo restante de duración del combate o las amonestaciones recibidas por cada contendiente), precisa una gran capacidad de adaptación e improvisación.

El hecho de que las acciones, predominantemente de cadena cinética abierta y de tipo balístico, se ejecuten a gran velocidad y se sucedan muy rápidamente produce una enorme presión temporal: exige que las respuestas se elaboren de forma cuasi-inmediata. Son, por tanto, muy importantes las capacidades de anticipación y la automatización previa de respuestas motrices que liberen a la mente de este trabajo -es decir, de tener que elaborar patrones motores- durante el combate.

El hecho de que se permita el contacto pleno y de que incluso éste sea valorado positivamente en el reglamento (existe la opción de victoria por RSC o por abandono del adversario) provoca que, entre las condiciones del competidor, cobre importancia una desarrollada percepción del riesgo físico, asociada a varios rasgos psicológicos: la autoconfianza, la capacidad agonística, la capacidad de valorar y asumir riesgos (la valentía).

Finalmente, todo esto debe asociarse a la exigencia de altos niveles de coordinación motriz y control espacio-temporal para realizar acciones motrices complejas que en ocasiones resultan cuasi-acrobáticas.

A partir del análisis de un combate se puede concluir que la competición de taekwondo exige:

  • Un alto grado de coordinación motriz y automatización de movimientos complejos de gran amplitud y altas velocidades de ejecución.
  • Dominio de los parámetros espacio-tiempo en la ejecución movimientos altamente explosivos o balísticos.
  • Capacidad de elaborar significados motrices a partir de percepciones, muchas veces incompletas, de los movimientos del adversario.
  • Un conocimiento profuso del reglamento y de los modelos técnico-tácticos y estratégicos específicos.
  • Inteligencia estratégica y táctica y un alto grado de desarrollo de aspectos decisionales bajo presión temporal extrema.
  • Rápida capacidad de adaptación a circunstancias cambiantes que definirán el rol que el competidor adoptará en cada momento.
  • Alto grado de capacidad agonística.

Se podría decir que los competidores de taekwondo están dotados de una gran flexibilidad, coordinación, explosividad, inteligencia motriz y táctico-estratégica además de tener una elevada percepción del riesgo físico y capacidad para afrontarlo y, en ocasiones, un alto grado de pensamiento creativo que les permite encontrar soluciones motrices innovadoras.

La concurrencia de factores tan diversos hace que la labor de formación tenga que atender a distintos aspectos que pueden secuenciarse o solaparse durante el proceso de modelado del deportista. En los capítulos del libro “TAEKWONDO. Técnica, táctica, estrategia, competición” se desarrollan apartados poco divulgados o cuya clasificación no ha seguido un método sistemático a pesar de su relevancia: el modelado técnico, la elaboración de soluciones técnico-tácticas, los aspectos estratégicos y la labor de dirección del combate.


  • [1]Parlebás, P. (1981). Contribución al léxico en las ciencias de la acción motriz. París: INSEP.
  • [2]Parlebas, P. (1985). Elementos de Sociología del Deporte. Málaga. Unisport.
  • [3]Moreno, J. H. (1994). Hacia un análisis praxiológico del deporte. Red: revista de entrenamiento deportivo8(2), 5-10.
  • [4]Monge, A. G., & Navarro, H. R. (2008). Dimensiones para un análisis integral de los juegos motores de reglas. Implicaciones para la Educación Física. Educación física y deporte26(2), 83-107.

Si quieres acceder a mayor contenido puedes adquirir esta importante obra.

COMPRAR EL LIBRO AQUÍ