Si por la víspera se saca el día, Jyngiu Wu sabía que su carrera de 12 años en el Taekwondo élite sería tan exitosa como extensa, lo pudo deducir un día de 2004 en el mundial juvenil de Suncheon, en Corea del Sur.

Su recorrido fue tan exitoso que a un año y medio de haberse retirado sigue dentro del Top 10 de -49kg, según el último corte de WT.

En efecto, la china de 31 años decidió poner freno a su vida deportiva profesional y ahora se mantiene alejada de los escenarios élite que siempre le quedaron pequeños, de los que nunca temió y los mismos que solo la dejaron sin medalla en tres de los 31 eventos oficiales donde acumuló 105 peleas, con 93 ganadas.

Wu tiene 217 puntos en la categoría olímpica de -49kg, a pesar que los Juegos Olímpicos de Río 2016 fueron su adiós. La despedida no es como la desean los atletas de su calaña: laureados en el ocaso de la trayectoria, en los más alto del podio de los mejores; con el oro, sin la fama; con la satisfacción de haberlo logrado y saciar así la sed del esfuerzo, pero no: el acto final de la historia de Wu cerró diferente, por el camino del olvido y opacado por el telón de la derrota.

En Río 2016 la asiática terminó la obra de su carrera de 12 años, luego de perder la semifinal contra Patimat Abakarova 4-3 y ahora, ahora se desempeña como analista de Taekwondo en las transmisiones oficiales de Federación Mundial (WT) durante los Grand Slam Series, de Wuxi. Sin restarle mérito frente a las cámaras.

Jyngiu Wu fue condecorada bajo el apodo de “La Emperatriz”, luego de consagrarse dos veces oro mundial sénior (2007 y 2011), bicampeona olímpica (2008 y 2012) y bicampeona asiática (2006 y 2010).

Además, obtuvo la plata de la Copa del Mundo en 2006, bronce del campeonato mundial en 2009 y plata en 2015, fue tricampeona de los Grand Prix Series de 2015 y campeona mundial juvenil en 2004.

Hoy la superan, en el ranking, atletas como Itzel Manjarrez, Iris Tang Sing, Tijana Bogdanovic o So-hui Kiim, pero sigue siendo la emperatriz, ninguna la supera en méritos. Sin ir en contra de las dignas oponentes.

La delgada y falsamente débil de la directas veloces, los cambios abruptos de cadera, los giros letales, los contraataques inmediatos, los cortes mágicos y el kiap modesto terminó la obra de su carrera sin aplausos ni gloria. Con los focos del reconocimiento apuntando hacia cualquier dirección menos la suya, consumiéndose en un camino del olvido que cada día se vuelve más extenso, oscuro y fangoso.

Si en el deporte existen injusticias, que Wu se fuera por el camino del olvido es, sin duda alguna, una de las mayores. Solo Wu y Jade Jones tienen el antecedente de haber ganado dos juegos olímpicos al hilo y aún así mucho del público se mantiene sin echarla de menos.

En fin, si la carrera de Jyngiu Wu habría que interpretarla en un escenario, sería una obra clásica china que se musicaliza con melancolía e injusticia, frente a un público indiferente preocupado por ver más emoción que mérito y con el punto clímax del final la emperatriz protagonista tiene que irse por el camino del olvido, mientras el telón de la derrota cae de golpe. La historia empezaría un día del 2004 en Corea del Sur y terminaría un agosto del 2015 en Brasil. Porque lo más injusto de la historia es que la vida sigue, aunque el telón caiga de golpe, aún con la emperatriz marchándose.

Esteban Mora, Exclusivo MasTKD.com