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Las tareas del entrenador pueden ser divididas en dos quehaceres, por una parte se trata de las tareas en el desarrollo del proceso de aprendizaje y entrenamiento del deportista, y por otra parte se centra más en la labor formadora, educadora, y conductora que pretende la interiorización de la cultura del Taekwondo, los valores y actualizar las potencialidades psicológicas individuales y grupales ya existentes.

En otras palabras, utilizando un símil deportivo, el entrenador no es el que sale al tapiz a ganar el combate, simplemente ayuda a ganarlo planteando estrategias y recursos a sus atletas, que son los responsables de ejecutar el acto.

Es el que modela el comportamiento del deportista en las condiciones de práctica y asiente un desarrollo peculiar de su personalidad para toda la vida.

Aquí se pone a prueba la capacidad pedagógica del entrenador para la formación de cualidades psicológicas que permitan, entre otras cuestiones, enfrentar el estrés, la regulación de las emociones, el desarrollo de la voluntad, y la formación o fortalecimiento de valores como la dignidad, la honestidad, la valentía y otros valores que reconocen al deportista para conducir su comportamiento en las situaciones en que se desarrolla su actividad.

El entrenador está en el centro del proceso de la asimilación de las reglas y normas del Taekwondo en cada uno de sus deportistas. Es mediante la orientación y accionar del entrenador que el Taekwondo se convierte en una herramienta educativa para el deportista.

Un principio fundamental en este proceso está en no centrase en la obtención de la medalla como fin. El logro deportivo es un medio y no un fin. Es el control de las emociones y el desarrollo de la voluntad, la socialización y el empleo del esfuerzo por lograr las metas.

Si bien el Taekwondo presenta estas ventajas, en ocasiones la subjetividad de algunos deportistas puede incitarlos al individualismo y el egoísmo, sobre la base de haber obtenido un éxito determinado. La forma en que los medios y las organizaciones deportivas resaltan y magnifican el logro de la medalla puede contribuir a ello.

El afán por obtener el éxito empleando cualquier medio puede llevar a la aparición del juego sucio, que es un flagelo negativo de la actividad deportiva y consigue incluso en situaciones de conflicto hacer aflorar la violencia.

Debido a estos riesgos es de importancia que el entrenador contribuya de manera especial a la formación de las respuestas afectivas positivas del deportista en condiciones de entrenamiento y competencia, por ejemplo, es conveniente considerar en el proceso pedagógico y de dirección de la actividad deportiva, desarrollar cualidades como la asertividad.

Lange y Jakubowski (1978), definieron asertividad como la capacidad de hacer valer los derechos expresando lo que uno cree, siente y quiere en forma directa, honesta y apropiada respetando los derechos de la otra persona.

El término asertividad fue acuñado por Wolpe, en su libro Psicoterapia por Inhibición reciproca, publicado en 1958. Wolpe establece la relación entre asertividad y ansiedad, planteando que lo asertivo actúa como inhibidor de la respuesta de ansiedad y que bajo ciertas condiciones, la ansiedad condicionada alcanza inhibir la expresión del comportamiento asertivo.

En este sentido se considera la asertividad como una forma de habilidad social. Teniendo en su base las características siguientes:

  • Expresión emocional de la autoexpresión
  • El autodescubrimiento
  • La capacidad de establecer valoración de sí mismo

Se logra definir como la capacidad para transmitir hábilmente opiniones, intenciones, posturas, creencias y sentimientos.

En general podemos sintetizar los distintos elementos que se han vinculado a la expresión de la asertividad como sigue:

1‑Expresión de sentimientos positivos y negativos.

2‑Defensa de derechos personales.

3‑Expresión de opiniones contrarias.

4‑Dar y recibir cumplidos.

5‑Pedir favores y ayuda.

6‑Brindar y pedir ayuda.

7‑Iniciar, mantener y terminar conversaciones.

8‑Resistir presiones.

9‑Conveniar.

10‑Discriminar entre la autoafirmación, la agresividad y la pasividad.

11‑Defenderse sin agresión o pasividad frente a conductas no cooperadoras o poco razonables de los demás.

 

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Los psicólogos que se dedican al estudio de la asertividad, plantean que la conducta asertiva es un comportamiento intermedio entre la agresividad y la pasividad (polos) pero con la diferencia que mientras la persona asertiva no solo tiene en cuenta sus necesidades y derechos sino que, también trata de tener en cuenta las necesidades y derechos de los demás; en el caso del deportista agresivo éste solo tiene en cuenta sus necesidades y derechos, mientras que el deportista pasivo no tiene en cuenta sus propios derechos ni necesidades aunque sí, exageradamente, la de los demás.

La asertividad implica, por otra parte, la expresión de sentimientos negativos y positivos siempre considerándose a sí mismo y a los demás.

Como toda habilidad, la asertividad no es un término dicotómico (todo – nada), sino que la conducta puede resultar más o menos asertiva. Es decir, puede conseguir en mayor o menor medida los objetivos señalados anteriormente.

La asertividad no es una característica de personalidad aunque pueda estar relacionada con determinadas formas de la misma. Por tanto, una persona puede mostrarse más asertiva en determinadas situaciones y menos en otras. Este sería el caso de alguien que cuando expresa una opinión contraria o se muestra en desacuerdo ante su pareja, suele hacerlo de forma asertiva. En cambio, ante su entrenador suele inhibirse o bien, se siente incómodo o provoca conflictos cuando lo hace.

Confluyen en apoyar las bases de la asertividad la presencia de valores como los es la honestidad, también el ccontrol emocional, saber comunicarse, la capacidad de escuhar a los otros, la empatía y la tendencia optimista de las personas.

Todas las habilidades pueden aprenderse con mayor o menor dificultad y en este sentido, la asertividad no es diferente. Así que un deportista que suele ser poco asertivo en su interacción con personas del sexo contrario y de edad similar, puede llegar a serlo más mediante el entrenamiento en asertividad correspondiente.

Limitan grandemente las cualidades asertivas la ansiedad, la aparición de la violencia como resultado de conflictos, lo que se dice uno a sí mismo en sentido negativo.

Es frecuente que la persona sin asertividad puede tener en condiciones de estrés, conflicto o frustración una conducta agresiva, que es aquella en la que se expresa sus derechos sin importar dañar a otros.

La meta usual de la violencia y agresividad es el dominio y la ganancia. Lo más importante es él y los demás no valen la pena. El tratar de imponerse en todos sentidos, sin importarle los conflictos que puedan crearse.

 

Las formas de actuación del deportista no asertivo son las siguientes:

Rígido e inflexible. Abusa de otros. Insensible a las necesidades de los demás. Actúa a la defensiva. Se enoja con suma facilidad. Emite críticas constantes. Siempre quiere tener la razón. No reconoce sus propios errores. No acepta los derechos de los demás. Controlador. Se siente constantemente amenazado. Constantes bromas para ridiculizar a los demás.

Fruto de la ausencia del desarrollo adecuado de la asertividad se pueden dar otros tipos de conductas que expresan la incompetencia social de la personas tales como:

La pasividad, produciendo dificultad en rehusar una petición. Conflicto para expresar sus ideas, sentimientos, temor al hablar en público. Presentan desmotivación, apatía, depresión, No se atreven a reclamar algo legítimo. Se sienten víctimas. Dificultad para hacer valer sus propios derechos. Hacen cosas que no desean. Dan más valor a las creencias y convicciones de los otros que a las sí mismas.

Consiste en reconocer, que las personas que nos rodean también hacen cosas acertadas, agradables, intentan beneficiar o ayudar, e informarles explícitamente, que nos damos cuenta, que lo reconocemos, sin presuponer que la persona ya lo sabe.

 

Estudios sobre la asertividad

El concepto de la asertividad surgió y ha sido estudiado fundamentalmente en culturas centradas en las necesidades y logros de los individuos.

Los métodos utilizados para evaluar la asertividad son: la observación, las medidas fisiológicas, conductuales y de auto reporte.

Los resultados obtenidos nos mostrarán la necesidad de realizar alguna intervención psicológica, en este caso la orientación psicológica o el entrenamiento asertivo, este se utiliza para que las personas aprendan a manejar con más éxito sus conflictos interpersonales y exprese de modo no ofensivo ni inhibido, sus derechos, peticiones y opiniones personales.

El modelado, el ensayo de conducta y el rol-playing se usa para el entrenamiento en esas habilidades. Una cuestión adicional es detectar los significados personales que la están inhibiendo, y ofrecer puntos de vistas alterativos, como los llamados “derechos asertivos”

Es conveniente llevar acabo estas formas de intervención por parte de un psicólogo.

 

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Daniel Trapatoni, Exclusivo MasTKD