El impacto del deporte sobre las personas y sobre la sostenibilidad del propio planeta es indiscutible. El deporte traspasa fronteras y juega un papel fundamental como transmisor de valores y principios éticos en la sociedad. A nivel personal, sus beneficios también son innumerables, ya que contribuye a velar por nuestra salud física y mental. Pero este impacto positivo del deporte va mucho más allá y, conscientes de ello, en 2013 se impulsó desde la Organización de las Naciones Unidas una jornada para reconocer su importancia: el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz.

Desde ese momento, cada 6 de abril el mundo ensalza la importancia del deporte para el desarrollo y la paz mundial. La Organización de las Naciones Unidas decidió fijar esta jornada conmemorativa para exactamente cada 6 de abril, tomando como referencia la fecha en la que se celebraron los primeros Juegos Olímpicos, llevados a cabo en Atenas (Grecia), los que tuvieron lugar en el año 1896.

La ONU ha apuntado las razones que la han llevado a declarar el 6 de abril como el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz. La principal es que el deporte, a través de sus diferentes manifestaciones (competiciones, juegos, actividad física…), es un derecho fundamental de las personas reconocido por la UNESCO desde 1978. Ha pasado más de un siglo desde aquellos primeros Juegos Olímpicos y, en todos estos años, el deporte ha sido una vía de escape y herramienta para el desarrollo, sobre todo ahora, haciéndole frente a los retos de la pandemia.

El deporte para el desarrollo y la paz, cuestión prioritaria en la Agenda 2030

El deporte ayuda a nuestra salud, individual y colectiva, a todos los niveles, pero también es un ámbito que proporciona empleo e ingresos a millones de personas en todo el mundo. El papel integral que juega el deporte en nuestra sociedad es un aspecto que ha sido recogido en la Declaración de la Agenda 2030 para un Desarrollo Sostenible de la ONU. En ella se reconoce al deporte como un “facilitador importante” para el desarrollo sostenible, así como su contribución en el progreso social (promoción de tolerancia y respeto, del empoderamiento de mujeres y jóvenes, así como de la inclusión social).

El papel del deporte como agente de cambio es una de las cuestiones clave que contempla la Agenda 2030 de Desarrollo sostenible de las Naciones Unidas. En dicha agenda, la ONU establece un plan para alcanzar un total de 17 objetivos antes de 2030 y, parte de ellos, reconocen el papel del deporte en el fomento del progreso social. En este sentido y dada la situación actual en el mundo, con conflictos reforzados y latentes, cabe destacar especialmente el Objetivo 16: Promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas.

Por ello, desde la ONU y la UNESCO se reconoce el papel del deporte como herramienta válida para la prevención de conflictos y la promoción de la paz duradera, “puesto que tanto el deporte como su universalidad tienen la capacidad de trascender culturas”. Además:

– La participación regular en actividades deportivas y físicas genera diversos beneficios sociales y para la salud: promueve estilos de vida saludables a los niños y los jóvenes.

– La práctica deportiva ayuda a la salud mental (disminuye la ansiedad y la depresión) y favorece un desarrollo cognitivo positivo.

– Iniciativas solidarias relacionadas con el deporte permiten abrir espacios para el cuidado y reforzar actitudes positivas y de tolerancia.

– El deporte empodera a jóvenes de comunidades desfavorecidas siendo su herramienta de progreso: fomenta la inclusión y une a las personas.

Son innumerables las ventajas que el deporte ofrece a nivel mundial a las diferentes sociedades y culturas. Hoy, 6 de abril, Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz 2022, tenemos una ocasión única para poner el deporte en primera fila y reconocer su relevancia, así como la de los valores de tolerancia, respeto y diálogo que subyacen en él, más que necesarios para hacer frente a la barbarie de las guerras.