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Con Albeiro Bedoya hablé extendidas horas de política, lo hicimos con tinto, entre el álgido ambiente de un torneo o la parsimonia de la oficina de la Liga Antioqueña de Taekwondo, entidad que dirige -usemos ese verbo, porque comandar le molestó-.

Si algo debo reconocerle a Albeiro es su capacidad como orador y su admirable inteligencia para persuadir. La calma y cabeza fría con la que lleva algunas situaciones, como cuando con frustración algunos profesores no entienden por qué en los torneos con sistemas electrónicos los puntajes dependen de los árbitros para validarlos, poniéndose de pie porque el sistema no funciona y él les pide calma y de paso da una palmada en la espalda y conversa un rato. Lástima que ya no quiera hablar.

La mañana de este viernes me sorprendió mucho la ‘mención honorífica’ que hizo la Liga Antioqueña de Taekwondo en una carta 100% política, casi beligerante. Donde aparte de señalarme a mí, señala a un grupo de personas ajeno a mí, casualmente son personas del grupo opositor en las elecciones internas.

La mención honorífica me la gané por publicar que la Liga Antioqueña de Taekwondo aplazó las elecciones por irregularidades en la convocatoria. Lo cual no es mentira. Es verdad. Y en la mención la Liga -porque son un grupo de trabajo y no una persona – me reta a adjuntar a una serie de documentaciones para demostrar que es verdad lo que estoy diciendo. Además, me atribuye frases que en el original están entrecomilladas que para los pocos entendidos les explico: las comillas en un documento hacen referencia a una frase o palabras de un tercero. Dicho esto, sigo.

Albeiro Bedoya no es nuevo en el poder y su enamoramiento por el mismo ya no es incipiente. Es un político hábil, sereno y de esos que sonríen y abrazan fuerte.

Si de algo sirve para contextualizar, no es casualidad que de paso busca su tercer periodo al frente de la Antioqueña. Algo que probablemente abra un análisis interesante para el próximo Irreveren-Do: ¿por qué los políticos del Taekwondo buscan perpetrarse en el poder? ¿Por qué simplemente no se enmarcan a uno o dos periodos y listo, ceden el poder? ¿Cómo en cuatro años va a hacerse lo que no se hizo en 12? Pero bueno, eso son preguntas clichés y quasi retóricas.

Volviendo a Antioquia, en esta campaña, particularmente, Albeiro me acusó de trabajar para la oposición, de abrir una vil campaña en su contra y muy ágilmente decidió no darme declaraciones. Claro, aquí debo reconocer que eso es lo que personas de extrema confianza y cercanas a él me dicen, porque no ha tenido la delicadeza de siquiera decírmelo.

Las acusaciones de Albeiro se basan en dos cosas: el video que se compartió meses atrás donde habla del trabajo de Mónica Urrego con jóvenes del Urabá Antioqueño, que se produjo para que Urrego se postulara a una beca de la UNESCO luego que autoridades del deporte colombiano le sugirieron hacerlo porque cumplía con absolutamente todos los requisitos. El video, en primera instancia, no iba a publicarse, sino que solamente iba a producirse para presentarlo al jurado, por eso se alojó en mi canal personal de Youtube, pero ante el éxito que tuvo en reproducciones e interacciones, el director y CEO de este medio, Claudio Aranda, me llamó y me dijo que sería buena idea moverlo en las plataformas oficiales porque le parecía un trabajo digno de destacar y mas si se toma en cuenta de la figura que representa Urrego para el Taekwondo colombiano. Así se hizo. La segunda acusación que hace Bedoya, es que yo me reuní con Humberto Martínez y su equipo de trabajo -la oposición de él-, lo cual es cierto. Me reuní porque me convocaron para mostrarme su plan de trabajo y saber la posibilidad de hacer un artículo hablando de las buenas intenciones que tienen con el Taekwondo antioqueño, a lo cual respondí: miren, no puedo hacer eso sin también escuchar la versión de Albeiro, que también buscará la presidencia. Esa noche del 23 de diciembre, salí tarde hacia mi casa en Medellín y a la mañana siguiente, mientras viajaba a Costa Rica y pese a ser Navidad, contacté a Claudio Aranda y le dije que estaría lindo organizar un debate donde los dos candidatos expongan sus ideas y así ninguno diría que estamos afectándole, basé mi justificación en la cantidad de lectores antioqueños que tenemos. Claudio me respaldó. El tercer argumento y que tensó más las relaciones, fue cuando denuncié en mi perfil personal de Facebook, que la Liga Antioqueña utilizó fotografías mías y de MASTKD sin los permisos y créditos correspondientes y redacté una manifestación pública no por temas políticos, sino por dignificación del trabajo de los reporteros gráficos. Es importante aclarar, que horas después de la publicación, la Liga agregó los créditos y también lo reconocí públicamente.

Durante años, líderes políticos se han caracterizado por atacar la prensa y decir que miente, para respaldar sus actuares sin verse en la obligación de dar rendición de cuentas públicas a la ciudadanía. Foto: Carácter Ilustrativo.

Contextualizado lo anterior, de diciembre para acá, Albeiro ha sacado su colmillo político más fuerte y ha utilizado todos los mecanismos para intentar menoscabar la credibilidad de MASTKD. Su estrategia más utilizada, más allá del verbo, es el silencio o decir que la verdad se tergiversa o manipula para afectarlo en su carrera por la silla presidencial que tanto ama.

Vea usted, estimado lector, lo que Albeiro está haciendo: se le escribe para obtener una versión de cualquier tema, para darle equilibrio a la información, para darle el espacio y que argumente, que aclare; pero él simplemente no contesta se queda callado. Espera que la publicación se haga y luego utiliza su influencia política en la Liga Antioqueña, a través de una carta membretada, para decir que exigirá respuestas, martirizando a la Liga, y diciendo que todo es mentira o manipulación.

La práctica del señor Bedoya, es la misma que utilizó un señor que se llama Helder Navarro, compatriota de Albeiro, por cierto; y que fue destituido como presidente interino de la Unión Panamericana de Taekwondo por una investigación que se le abrió. Es la misma práctica que utiliza Nayib Bukele con El Faro, Nicolás Maduro con CNN, la que utilizó Jimmy Morales con el extinto sitio Nómada.gt, el discurso de Juan Orlando Hernández -hoy detenido por narcotráfico a espera de extradición hacia Estados Unidos- con la prensa de su país, Donald Trump que estuvo al borde de un impeachment, esta es la narrativa de muchos líderes que se ven acorralados ante las preguntas y labor de la prensa. No estoy diciendo que Albeiro sea cuestionado por corrupción, ni que sea un político del calibre de estos, ni siquiera alcanza la altura de Quintero Calle, su alcalde; lo que estoy diciendo es que tomó el modelo de líderes que cuestionaron a la prensa tratando de desacreditarla y que el tiempo le dio razón a los periodistas. ¿Por qué? El tiempo nos lo dirá, yo creo sospecharlo -tengo la verdad real-, pero para hacer periodismo debo apegarme a la verdad procesal. Tal cual lo he hecho en cada uno de los días de mi ejercicio profesional. Cuando me equivoqué, lo reconocí. Pero hoy no me equivoqué ni he actuado en desapego a los principios del oficio que ejerzo.

Albeiro está contagiado de lo mismo que le pasó a su compatriota Helder Navarro, que una noche tras publicar una entrevista de él me dijo que era un gran periodista, un periodista ético, valiente por decir la verdad; pero cuando comencé a cuestionarle su actuar con respecto a la asignación de eventos, me volví -dicho por su círculo cercano- el tipo más antiético, sin valores, manipulable y agresor del mundo. Hoy, Albeiro ha llegado al punto de exigir en una carta desesperadamente mis respuestas, porque ‘miento’ (ojo las comillas, para que no se ignoren), porque MASTKD ‘tergiversa’, no la firma él directamente, sino toda su directiva. Es como un anónimo de la Liga, pero sin ser anónimo.

Bedoya sabe que lo que digo es cierto, que le escribí en reiteradas ocasiones para pedirle declaraciones de varios temas, sabe que ignoró contestarlos; sabe que lo invité en tres ocasiones al debate que terminó siendo entrevista, porque no fue y ni siquiera tuvo la decencia de declinar a la invitación. Lo sabe, pero está incómodo, porque simplemente se abrió el espectro de información y lejos de aplaudirle se comenzaron a hacerle preguntas válidas que el Taekwondo antioqueño tiene el derecho de saber y a él no le gustó, está incómodo porque en lugar de aprovechar el espacio y contar de su proyecto, se dedicó a señalar porque también se tomó en cuenta a su opositor Humberto Martínez.

Albeiro, hermano, (póngale el tono y confianza que le tengo) podemos pensar diferente, podemos tener criterios distintos, podemos opinar diferente. Pero no vendamos humo, los antioqueños no son tontos. Mis contactos -que sé que usted los tiene- siempre están a su disposición, puede llamarme y escribirme cuando guste. Su versión siempre será bienvenida. Pero hagamos las cosas con altura.