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Los defensores de la Old School hacen tanto ruido, que por momentos siento que están a punto de formar un sindicato compuesto por viejos peleadores; gladiadores de otro tiempo que entraban al tapiz, en realidad ni había tapiz, a pegarse de verdad, pero muchas veces me pregunto ¿se peleaba mejor o simplemente es parte del romanticismo de quienes nos vamos poniendo viejos?

Actualmente veo peleas de Taekwondo que me aburren mucho, pero lo mismo me sucedía en los 90, o los miembros del Sindicato Old School me van a decir que todos los combates era para aplaudir de pié, sabemos que no.

El otro día tuve mi momento nostálgico y vi viejos videos de Taekwondo. Me encontré con un campeonato mundial donde no había nadie en las graderías, no había tapices y los competidores insistían permanentemente con aplicar golpes de puño que en muchas ocasiones hacían fuera de distancia y se resbalaban. En el video realmente no podía determinar los límites del área de combate y mucho menos entender los criterios de puntuación, que se daban a conocer hasta finalizado el match.

 

¿El Taekwondo vive un choqué generacional?

 

La diferencia entre coreanos y la mayoría de los mortales era abismal y en los casos donde existía paridad, los árbitros se encargaban de evitar que un no coreano llegue a lo más alto del podio.

Tampoco debemos olvidar a finales de los 90 la aparición de los marcadores electrónicos y como el Sindicato Old School de esa época criticaba el sistema, ya que aseguraban que al verse la puntuación en tiempo real se especulaba mucho durante el combate y lo hacía más aburrido.

No puedo negar que aún veo videos de finales de los 80 y 90 y salto de la silla por lo fabuloso de sus acciones y tensión dentro del combate, pero tampoco puedo negar que actualmente me pasa lo mismo con muchos peleadores que entran a dejarlo todo.

Recientemente leí un artículo muy interesante que afirmaba que pese a lo que puede pensarse, los conflictos generacionales no surgen de la diferencia etaria, sino de la falta de valores compartidos. “La diversidad enriquece y mejora al equipo, porque se aprovechan las diversas miradas y las experiencias de cada uno”. En un equipo, dice este artículo, “lo importante no es la edad de cada uno, sino que coincidan la cultura, la ambición y los objetivos”.

Reflexionando sobre eso, me traslado hasta las oficinas de la Federación Mundial de Taekwondo y soy testigo del incansable trabajo que están haciendo para que nuestro deporte marcial mejore y se establezca en el inconsciente colectivo como el sinónimo de arte marcial, que hasta el día de hoy aún ostenta el Karate.

Continué con mi lectura y en uno de los párrafos me encuentro con una afirmación que me dejó pensando, “Lo que delimita a una persona es su seteo mental, no su edad. Qué tan acostumbrada esté al cambio o a aprender cosas nuevas. Si el equipo está dispuesto a escuchar nuevas formas de trabajo, la edad pasa a ser un factor más y no es delimitante”, entonces pensando en las graduaciones del Taekwondo me pregunté: ¿hasta que punto los danes no son más que un escalafón verticalista que solo nos genera inmunidad ante la crítica o la puesta en duda sobre determinada acción? y más enfocado a este choque generacional, ¿no será que a muchos no les conviene la evolución porque esto deja en evidencia sus propias falencias y falta de actualización?

¿Cuántos miembros del Sindicato Old School generan atletas para la selección nacional de su país? o ¿cuántos entrenan una selección nacional?, ¿será que en muchos casos, el hecho de no poder acceder a esa cima de la pirámide en donde se encuentra la élite, les genera como autodefensa el facilismo de afirmar que todo lo pasado fue mejor y como lo actual es tan malo, prefiero no formar parte?

Me fascinaba el tuit chagui de Ángel Alonso en el 90, pero también me emocionó Ahmad Abughaush 26 años después. Me asombraron los logros de Coral Bistuer en los 80, pero quedo atónito ante cada acción de Bianca Walkden.

 

¿El Taekwondo vive un choqué generacional?

 

Adoré el Taekwondo de mi adolescencia, pero una cita de Víctor Hugo dice: “El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.” Personalmente prefiero la oportunidad.

El Taekwondo está completamente vivo y al momento de la competencia tiene exactamente lo mismo que tuvo desde su origen: dos peleadores decididos a ganar. Podrán cambiar las reglas, la indumentaria o el escenario, pero nunca subestimemos el corazón de un peleador, ya que ese late con la misma fuerza que latía el de sus ancestros.

 

Claudio Aranda, Exclusivo MasTKD.com