“Las redes sociales no reflejan la vida real”

 

Actualmente vemos personas del Taekwondo –solo por enfocarnos a nuestro ambiente- que necesitan de manera enferma reflejar lo que están haciendo y pensando en tiempo real; Muchos de ellos son atletas, entrenadores o dirigentes que de no haber sido por las RRSS nunca hubieran podido “mostrarse”, ya que sus logros y su baja performance no generan el interés de los medios masivos de comunicación.

Mensajes como estos se repiten constante en las redes sociales de las personas relacionadas al Taekwondo.

  • Atletas: “Pesaje listo, mañana vamos con todo”. “Lamentablemente no pude alcanzar el podio, pero ganamos mucha experiencia. Gracias a todas las personas de mi país por estar pendientes y por el apoyo”.
  • Entrenadores: “Muy conforme con el trabajo de mi equipo. No conseguimos medallas pero vamos por buen camino”. “No entiendo por qué el árbitro me quitó la tarjeta luego de esa acción tan clara. La WTF debería tomar cartas en el asunto”.
  • Dirigentes: “En esta foto me encuentro junto al campeón iraní”, (no sabe que se llama Hadi). “Aquí junto al presidente de la WTF quien me felicitó por mi gestión y me prometió que pronto lo tendremos en nuestro país”.

 

La verdad es que estos mensajes se repiten una y otra vez y en su mayoría parecen declaraciones a la prensa, una prensa que jamás los hubiera entrevistado, pero dentro de la fantástica burbuja del Facebook, Twitter o Instagram, la percepción de la realidad cambia sustancialmente.

Un estudio reciente de la Universidad de Missouri sobre la influencia que tienen las computadoras, internet y las redes en el comportamiento humano, fue contundente al concluir que el incremento de su uso da como resultado sentimientos de celos, de querer vivir una vida que no es la suya y por consiguiente depresión.

 

Alguien que tomó conciencia

Una noticia que recorrió el mundo y las redes sociales fue el anuncio de la bella joven modelo australiana, Essena O’Neill, que se rebeló ante la esclavitud en la que se encontraba debido a la presión que ella misma se impuso a través de sus redes.

 

 

Siempre posteaba fotos en idílicas playas, con ropa de marca, presumiendo su lindo cuerpo, y su lindo rostro buscando siempre aumentar sus “likes” y que todo el mundo la adulara. Era el motor que movía su vida, sólo vivía para ser admirada, hasta que se dio cuenta que todo eso no tenía sentido y su vida era vacía.

“Para ser realista, he pasado la mayor parte de mi vida siendo adicta a las redes sociales, la aprobación social, el estatus social y mi apariencia física. Estaba consumida por ello. ¿Cómo podemos darnos cuenta de nuestros propios talentos si no dejamos de fijarnos en los demás?”, escribió Essena en el último post de su cuenta de Instagram.

Ha confesado que cada una de las fotografías que posteaba llevaba un trabajo preparatorio exhaustivo, es decir, ninguna fue instantánea. Quería aparecer perfecta en cada una de las fotografías, hasta el punto de exasperarse con su familia y dañar sus relaciones familiares. Nada fue verdad y por eso ha pedido perdón por engañar “Somos una generación de cerebros lavados; pero, no lo hacía conscientemente, estaba obsesionada con gustar a los demás”.

La pregunta técnica es: Cuando no existían redes sociales ni la fiebre de internet, ¿los deportistas estaban más concentrados en sus objetivos reales?

 

Con información de GTMTecno