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yin-yang

 

El concepto de Yin-Yang está muy arraigado en el mundo oriental. Supone dos formas de energía que conforman el universo y que están en constante transformación. El yin y el yang representan los opuestos. El yin está en lo femenino, la oscuridad, lo frío, lo descendente… mientras que decimos que Yang está en lo masculino, la luz, el calor, lo ascendente…

Como puede observarse al ver el conocido símbolo que representa esta dualidad, están íntimamente relacionados e incluso hay siempre algo de yin en el yang y viceversa. De hecho, nada es solo yin o yang. Una defensa ascendente, por ejemplo, sería yin por ser defensa, y yang por ser hacia arriba. Todo en el universo está en permanente cambio, pasando de yin a yang en una interminable sucesión.

Pero esta dualidad, esta relación entre los opuestos está fuertemente impresa en las artes marciales. Éstos son algunos de los conceptos que pueden interpretarse desde el paradigma del yin y el yang:

 

1. Contracción-Expansión

Normalmente consideramos que, para ejercer fuerza, lo importante es la contracción de la musculatura. A veces nos olvidamos de que el músculo también tienen otras cualidades, por ejemplo elásticas, que podemos aprovechar. En el mundo deportivo de hoy, este aprovechamiento está relacionado con el moderno concepto de pliometría, muy en boga últimamente en la preparación física del Taekwondo, aplicado generalmente al tren inferior para conseguir fuerza y velocidad. ¡Pero esto no es nada nuevo!¡Los maestros antiguos ya lo sabían! Ya sea por intuición, por sentido común o por su análisis del movimiento, en las artes marciales siempre ha estado presente esta idea, que ha venido a llamarse contracción-expansión. Pero en este caso se aplica a todo el cuerpo, y principalmente al tronco. Generalmente un movimiento que se realiza contrayendo el torso, cerrándolo sobre si mismo, viene seguido de otro que lo expande, de manera que pueda aprovecharse la elasticidad del cuerpo, además de hacer intervenir más músculos en la técnica.

 

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Pero ¡ojo! también hay que tener en cuenta que si contraemos, por ejemplo, el pecho, estaremos necesariamente expandiendo la espalda y viceversa. ¿Os suena a algo todo esto? Efectivamente: yin y yang.

 

2. Tensión-Relajación

Todas las artes marciales hablan de equilibrio entre tensión y relajación. En realidad, el propio movimiento es un juego entre tensión y relajación. Para generar movimiento, un músculo debe contraerse, tensarse. Pero el opuesto tendrá que relajarse para permitir la acción. Un músculo y el opuesto. Tensión y relajación. Yin y yang.

Pero además la tensión absoluta impide la fluidez, lo que en el combate es sinónimo de derrota, y la relajación excesiva se convierte en laxitud, lo que nos hace débiles en vez de fortalecernos.

Por tanto siempre habrá algo de relajación en la tensión, y de tensión en la relajación, y constantemente se estará pasando de la una a la otra. Como el yin se convierte en yang y el yang en yin, ¿no?

 

3. Dureza-Suavidad

Éste puede ser uno de los dilemas más importantes del mundo de las artes marciales. Podemos decir que hay sistemas cuyo planteamiento se basa principalmente en la suavidad, en la flexibilidad del cuerpo y en la adaptación al adversario. Pero hay otros que eligen la opción contraria: la dureza, la confrontación con el agresor por medio de la fuerza muscular. ¿Es cierto esto?¿Hay dos grandes grupos de artes marciales, duros y suaves? Sí… y no (otra dualidad, si me permitís la broma).

Es verdad que las diferentes artes basan más o menos su estrategia de combate en la suavidad o la dureza ¡pero nunca por completo! Un practicante de Aikido, que podría considerarse suave, te dirá que a veces la dureza es necesaria en el combate, y que partiendo de la suavidad, su arte puede ser muy duro. Un luchador de Muay Thai, duro en principio, practica y ejecuta esquivas, y absobe a veces (con suavidad) las técnicas del rival para restarles eficacia.

Incluso hay sistemas y estilos, como el Karate Goju Ryu, que han tomado su nombre de la dureza (Go) y la suavidad (Ju). En artes marciales suele decirse que se debe responder con suavidad a la dureza, y con dureza a la suavidad ¿se te ocurre mejor representación de yin y yang que ésta?

 

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4. Defensa-Ataque

Seguramente esta aplicación más simple a las artes marciales del yin-yang . Es fácil de ver en un combate (o una pelea) como una sucesión de acciones ofensivas y defensivas. Estas acciones están claramente relacionadas entre sí como yin y yang.

Por un lado, ambos contendientes tratarán de defenderse y, además, de causar daño en el oponente, lo que desemboca en una continua transformación de agredido en agresor y de agresor en agredido.

Por otra parte, una defensa estará determinada por el ataque correspondiente, y cada gesto ofensivo tendrá su par en el adversario con un gesto defensivo. Y aquí es quizás donde podemos profundizar un poco más. Por lo general, cuanto más avanzado es un practicante, menos ruptura se produce en la defensa. Por decirlo de alguna manera, el principiante trata de oponerse al ataque, mientras que el artista marcial avanzado no se opone, sino que lo recibe uniendo su defensa al ataque, haciéndolos, de alguna manera, uno solo. Esta relación ideal entre ataque y defensa, entre atacante y defensor, es una manifestación más de la dualidad yin-yang.

 

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5. Externo-Interno

¿Podemos dividir las artes marciales en sistemas externos e internos? Puede que sí, pero solo por la predominancia del enfoque. En realidad todos tienen una cara interna y otra externa, que además son indisociables. Creo que estaremos de acuerdo en considerar el desarrollo de la concentración es un trabajo interno. Sin embargo, es fundamental para reaccionar físicamente a un ataque, por lo que afecta directamente a esta cualidad, que sería externa. Pero a su vez, practicar la defensa frente a ese mismo ataque nos ayuda a desarrollar la concentración ¿no? No hay arte puramente interno ni externo. No hay práctica puramente interna o externa. En yin en el yang. El yang en el yin.

Aquí en Occidente decimos “mens sana in corpore sano”. En oriente, eso no tiene sentido, porque mente y cuerpo son un todo indisoluble. Para definir esto, ellos tienen su propia fómula: yin-yang.

 

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Juan Antonio García Ruiz