dollars_aze

 

Es sabido que los Juegos Olímpicos son la gran fiesta del deporte amateur, pero dada la gran exposición mediática que tiene este evento, es inevitable que los comités olímpicos nacionales, gobiernos federales y empresas privadas, decidan incentivar a sus deportistas con suculentas cifras para que lleguen al gran podio olímpico con su bandera.

Sobre algunos países consultados, encontramos a un grupo que encabeza la lista con importantes números. Italia, México y España han llegado a las seis cifras en premios para pagar a sus atletas estrellas, otorgando 168, 160 y 105 mil dólares respectivamente, a quienes logren regresar a casa con una presea de oro.

Un caso fuera de serie es el de Azerbaiján, quien ha optado por entregar una astronómica cifra que lo pone a la cabeza de la lista de estos privilegiados países. Un deportista de olímpico azerbaijano que logre volver de Río2016 con un oro, puede adjudicarse la alucinante cifra de 715,000 dólares. Un interesante número que puede estimular a cualquiera a dejarlo todo en el área de combate, mucho más allá de tan sólo querer vivir el sueño olímpico.

Por el contrario, Suecia, un país admirado mundialmente por su sistema de gobierno, en especial el educativo, ha optado por aferrarse a los ideales olímpicos propuestos por el Barón Pierre de Coubertein (padre del olimpismo) y no otorga ningún premio económico. El medallista olímpico sueco, tiene el privilegio de haber representado a su país en la máxima justa mundial del deporte y su comité olímpico nacional lo premia simplemente con un oso de felpa, tamaño grande para el oro, mediano para la plata y pequeño para el bronce olímpico.

Si bien se plantean escenarios muy dispares, no es el ánimo de este artículo hacer un juicio de valor acerca de quienes combaten por el honor o por el dinero, sino conocer las distintas realidades que viven los deportistas en cada región del planeta.

A veces, el incentivo con un único premio económico al finalizar exitosamente el ciclo olímpico del deportista, no alcanza para solventar la inversión realizada durante toda una vida dedicada a esa medalla. En muchos casos el proceso de preparación ha sido solventado por el propio deportista o su familia y el logro deportivo pasa a representar solo la necesidad de encontrar una salida económica gracias a esa medalla.

Otorgar un adecuado apoyo económico durante todo el proceso de formación, desarrollo y perfeccionamiento del deportista, hasta llegar al objetivo fundamental; sería ideal ya que la motivación del deportista en este caso sería plena y un premio monetario podría llegar a existir, pero sin dudas pasaría a segundo plano.

Confundir motivación con incentivo, es un habitual error en el que incurren muchos dirigentes de países que generalmente carecen de políticas deportivas adecuadas y confiables.

Una debatible situación que simplemente exhibe las diferentes realidades para los deportistas de cada región, basadas en sus posibilidades, idiosincracia y sentido común.

 

premios_economicos

 

Matías Rojas, Exclusivo MasTKD