Miquel Capó Maimó.
Competidores que tienen que luchar contra traumas, frenos emocionales, ciclos de estrés mal controlados, miedos poco comprendidos más allá de su frontera personal. Un mega cóctel explosivo que a la larga puede crear un lastre muy complicado de “portar”. Hasta hay quienes tendrán que ser tratados por especialistas (psiquis).
Me atrevo a decir que el mayor “handicap” al que el joven (y no tan joven) competidor está expuesto, es la gran enemiga de todos; “la odiada dieta”. Llega el día en que los cambios biológicos son tan tajantes que es técnicamente imposible mantener la categoría por más temporadas (correspondientes por edad). Aún así algunos entrenadores viven empeñados en engañar al paso del tiempo, suministrando fármacos para forzar la pérdida de peso, dando ideas y métodos poco recomendables para el estado de salud. Deberían ser conscientes del flaco favor que ofrecen sobre unas mentes ya de por sí expuestas a situaciones de crisis, sin olvidar la debilidad general que produce esta influencia dirigida.
Con todos y cada uno de los competidores con los que he trabajado, mi primera y más señalada condición ha sido prohibir cualquier tipo de dieta (extrema). Me he guiado por el peso adquirido desde la ejecución del programa específico, junto a una alimentación responsable; ingestas completas en nutrientes y con moderación racional (de las cantidades). Con la actitud adecuada en cada entrenamiento, el peso corporal será un indicativo automatizado, el metabolismo individual será el encargado de decirnos cuál es la categoría ideal en la que nuestro competidor podrá rendir al máximo de sus posibilidades.
El ambiente familiar que acoge a nuestro competidor es otro de los datos determinantes que nos dará las pautas necesarias para intervenir y graduar su estado. El grupo “familia” deberá aportar todos los factores necesarios para que el nivel de motivación y concentración se mantenga. Los horarios deberán referenciar los hábitos; adecuarlos a los horarios del evento más cercano: las horas de descanso y sueño (serán las más importantes), hasta la misma hora que despertará el día de la competición (control de los biorritmos: energía física, energía emotiva y energía intelectual).
Miquel Capó Maimó
Metodólogo Deportivo
www.miquelcapo.wordspress.com
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