El Semanario del Fauno, Nueva Temporada

Cuando era niño, antes de que Star Wars fuera una saga de seis y cuando los dinosaurios aún dominaban la tierra, existía una película de Walt Disney cuyo protagonista era ni más ni menos que el mismísimo Goofy® (a.k.a. Tribilín). La película, que de hecho era la segunda de una saga, llevaba por nombre “Extremadamente Goofy”. Es una película muy bonita, quien la haya visto podrá estar de acuerdo conmigo, quien no la haya visto, ha vivido en el error. La temática principal del filme es que el hijo de Goofy se va a la Universidad y es un verdadero virtuoso en la patineta, habilidad que le permite sobresalir dentro de la comunidad universitaria y participar en los X-Games de la escuela.

Hasta antes de ver el filme, yo ignoraba que existían muchos de los llamados “deportes extremos”. La película me abrió el panorama hacia una rama deportiva que yo ignoraba, lo cual fue una lástima pues mi vida era mucho más tranquila antes de saber que existen deportes en los que estar mal de la cabeza es el requisito principal para participar, pues nadie en su sano juicio abordaría una patineta del tamaño del cuerpo humano y se atrevería a descender acostado en ella a 160 km/h por una pendiente empinada usando su cuerpo como la carrocería del vehículo con nada más que pajas delineando el camino, por ejemplo… O quizá es sólo el hecho de que yo siempre he sido bien p**o (Cobarde).

El año pasado hubo una noticia que hizo que el tren del mame (Como muchos le llamamos de cariño al revuelo que produce un suceso) se llenara hasta no caber ni un alma más. Dicho tren salió del Uruguay. Resulta que un decreto presidencial clasificó de deportes extremos (De alto riesgo en realidad) a disciplinas como el boxeo, el muay thai (O como p***s se escriba), el automovilismo, karting, motociclismo, ciclismo senior, actividades subacuáticas, triatlón y tiro. El motivo, la explicación, la base de dicho decreto sigo sin encontrarlo aún.

Primero, estuve pensando (Que a veces lo hago), ¿cuál sería el riesgo en una competencia de tiro? lo primero que se me ocurrió fue perforación craneal por una bala, cosa que, según el internet, jamás ha ocurrido (Si alguien tiene otros datos, le agradecería sacarme de mi error). Una vez un soldado uruguayo (Oh, ironía) se murió durante una competencia de tiro, pero no fue por un impacto de bala, sino por una descompensación.

Es sabido, por ejemplo, que para practicar un deporte como el triatlón, se necesita tener una excelente forma física. Dicho lo anterior, a finales del año pasado, el presidente de Uruguay vino a México a dar una conferencia y bueno, después de ver su forma física es fácil imaginar que ir al baño y regresar puede ser un deporte de alto riesgo para él, no me imagino un triatlón o un combate de TKD.

Nos estamos desviando del tema.

Supongamos que se denominan deportes de alto riesgo por el número de lesiones presentadas entre los participantes. Quizá pudiera sonar lógico pensar que en deportes de contacto, el riesgo de lesiones es altísimo, como también pudiera sonar lógico pensar que a mí me llueven las mujeres por ser tan guapo, sin embargo la realidad es otra… Según un estudio de la American Sports Data, Inc. el deporte con más lesiones es el basquetbol, seguido de las carreras (En dos patas, por supuesto), y el fútbol soccer (Malditos gringos, siempre con sus estadísticas). Me llama la atención en este estudio que ningún arte marcial está presente en el top 20, ni siquiera el box.

Ahora, hablemos de lo que dicho decreto representa para el TKD uruguayo: primero es desterrar para siempre del área de competencia a quien ha sido su máximo exponente desde el precámbrico; segundo, en los pasados Juegos Sudamericanos de la Juventud, el TKD le dio a Uruguay un oro y dos platas, medallas que no hubiesen sido posibles si el decreto ese hubiera estado ya en marcha; tercero, todos los juveniles que están haciendo un proceso y en algún nivel formativo, se verían tremendamente afectados. En síntesis, lo que logra Uruguay al buscar proteger la integridad de sus atletas es, ni más, ni menos, que dispararse en el pie (Oh, ironía, ironía, ironía). Pero esta es sólo mi opinión…

¿En que ha quedado el asunto este de las licencias y el decreto? Que alguien me platique porque no encontré nada en la red… Bueno, tampoco es que haya buscado así muy exhaustivamente.

 

EN EL CAMINO

Las rosas son rojas, las violetas son azules, los giros valen tres, los Gam-jeoms no son más. Al que obra mal, se le pudre el tamal; lo mismo va para los que se van sin avisar…

 

 

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Chava Perez, Exclusivo MasTKD
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