Esta es la historia de una persona completamente normal. Quizá muchos estén esperando una historia peculiar, sin embargo, es muy probable que hayan escuchado ya algo similar. Pudiera ser la historia del amigo de un amigo, de la prima del novio de la vecina o inclusive de usted mismo. Nuestro relato comienza en un lugar lejano, no importa en qué continente se encuentre usted, es un lugar muy, muy lejano.

Corrían los años 80’s, la gente que usaba bufanda y lentes de pasta aún eran llamados “nerds” y no “hipsters”, se creía que para el año 2000 los autos iban a volar y el queso amarillo llevaba ya un par de décadas en el mercado. Muchos eventos importantes inundaron los noticieros del mundo en aquellos años, sin embargo, el evento que a nosotros nos interesa es un evento que puede ocurrir cualquier día y que a nadie realmente le importa: el nacimiento de un niño en la sala de un discreto hospital en la periferia de la capital del país lejano en el que nuestra historia comienza. Con un peso de 3.8 kg y unos gritos como de grulla en celo, nació Franz. 3.8 kg al momento de nacer, quizá nadie se imaginó que el peso se iba a convertir en un factor importante para la vida de ese niño años después cuando estuviera tirando patadas a un desconocido en medio de un área formada con cuadros de tatami y un señor disfrazado de “Big Bird” cuidando que no hagan trampa… Pero no nos adelantemos.

Franz recibió el nombre de su padre, un comerciante robusto y de mal genio, pero con un gran corazón. Su madre, una ama de casa muy comprometida y fan número uno de Edgar Allan Poe, de ahí su segundo nombre: Poe. La familia mencionada anteriormente vivían en pueblo tranquilo a dos horas de la capital. Un pueblo tranquilo de un lugar lejano, de ahí es de donde viene Franz Poe Vuehaca.

Un año después del nacimiento de Franz y sin previo aviso, nació Paula. A pesar de ser una niña no planeada, era muy querida por la familia Vuehaca. Franz y Paula crecieron juntos: vestían igual, se cortaban el pelo igual y todos los veranos eran inscritos a cursos en donde les enseñaban manualidades, deportes diversos y sobretodo se encargaban de mantenerlos fuera de casa y darle un respiro a la pobre madre que merece la beatificación por simple hecho de aguantar días completos a éste par.

Acomodados en la clase media, Franz y Paula tuvieron una infancia como la de cualquier otro, sin muchos lujos, pero también sin carencias. Eran unos niños gordos y la actividad física no figuraba dentro de su itinerario regular.

Cuando Franz cumplió seis años y Paula cinco, llegó una nueva integrante a la familia: Beth. Una familia típica de cinco miembros se formó en aquel entonces. Fue justo el año en que nació la quinta integrante de la familia que Franz empezó a sentir una extraña y poco ortodoxa fijación por ciertas actividades de oriente: las artes marciales. Y sí, fue Hollywood el que se encargaría de moldear el estereotipo temprano de arte marcialista que comenzó a figurar dentro de Franz.

 

Continuará…

 

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EN EL CAMINO

Por medio de la presente me permito anunciar oficialmente mi retiro de las áreas de competencia; sin homenajes, sin fanfarrias, sin mucho qué decir, mi carrera fue una carrera discreta y discreta ha de terminar. Seguiré colaborando con masTaekwondo.com en la medida de lo posible y trabajando en proyectos nuevos de los que pronto oirán hablar. Gracias a todos por su apoyo mientras competía, gracias a la gente que siempre creyó en mí. Hasta siempre…

 

 

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