Juan Fernández Rey

(Galicia, España)

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (Uvigo)

Campeón de España Absoluto 2012.

 

 

En el anterior artículo aprendimos las normas por las que se rige la percepción de los deportistas. En este se expondrá los mecanismos subyacentes en a la toma de decisión y la emisión de una conducta motriz adecuada. De esta forma, al final de este artículo el lector dominará el funcionamiento de los cuatro “niveles” del comportamiento táctico: la percepción, la decisión, la emisión de una respuesta y la evaluación de la conducta.

 

La decisión: un proceso inconsciente

En primer lugar, ante de profundizar en el análisis de los mecanismos que subyacen al acto de la toma de decisión durante un lance deportivo, debemos contextualizarlo. En muchos deportes, al igual que ocurre en el Taekwondo, las acciones presentan un gran déficit temporal, lo cual quiere decir que requieren de una respuesta rápida, casi instantánea, si no la propia acción finalizará. Pongamos un ejemplo: el servicio de tenis. Los 40 primeros del ranking ATP son capaces de realizar un servicio (saque) que ronda, o supera, los 200km/h, lo cual supone que la pelota atraviesa la pista en un tiempo de 450 milisegundos. ¿Cómo pueden realizar el resto (responder al saque) los tenistas correctamente? ¿Pueden percibir (velocidad, dirección, efecto, rebote de la pelota), interpretar esa información, elegir el mejor recurso, conseguir que el sistema nervioso inicie la respuesta y ejecutar la conducta motriz a tiempo? La respuesta es no. ¿Qué ocurre entonces?

Para responder a ello presentaré la primera tesis de este artículo: la toma de decisiones en los deportes cuyas acciones se desarrollan con déficit temporal es inconsciente. Se realiza mediante patrones de acción interiorizados que permiten que el deportista se anticipe previendo qué ocurrirá (anticipación espacial) y cuando ocurrirá (anticipación temporal). Esto es posible mediante la especialización de procesos atencionales y cognitivos que dirigen la selección de información (perceptiva y de la memoria). El aprendizaje llevado a cabo durante los entrenamientos ha permitido almacenar esta información en su memoria procedimental (memoria implícita), la cual participa en el recuerdo de las habilidades motoras y ejecutivas para realizar una tarea y no requiere evocar conscientemente la situación-experiencia. Los mecanismos que se utilizan para activar los patrones de respuesta pertenecen a estructuras inferiores del Sistema Nervioso Central (Ganglios Basales, Cerebelo y Sistema Límbico), es decir, por debajo del umbral de la consciencia.

Volvamos al ejemplo del tenista. El jugador que va a realizar el resto anticipa donde caerá la pelota en función de su percepción (como se coloca el rival, la altura a la que lance la pelota, el recorrido del brazo, etc). Esta información se coteja de forma inminente con su memoria permitiéndole evocar una respuesta almacenada en su memoria procedimental. De esta manera es capaz de situarse en el lugar correcto y golpear la pelota en el momento adecuado. Todo este proceso se realiza de forma no consciente, como un mecanismo de causa-efecto. Este es el mismo proceso que utilizan los competidores en Taekwondo. Veamos un ejemplo. Durante un combate el competidor rojo se dispone a realizar un ataque de Bandal Chagui con la pierna atrasada, a lo cual el competidor azul realiza una anticipación de Dolyo Chagui con la pierna adelantada antes de que su rival desarrolle su ataque. ¿Qué ha ocurrido? La información percibida por el competidor azul (las claves de la percepción en el TKD están explicadas en el artículo anterior) ha activado una respuesta en su memoria procedimental, permitiéndole solucionar una situación que se sucede a una velocidad muy elevada.

 

 

Este proceso requiere un aprendizaje, es decir, tiene que se adiestrado. En el comportamiento táctico, la adquisición de la habilidad (la anticipación de Dolyo Chagui que acabamos de describir, por ejemplo), está guiada por el resultado de la misma acción (conseguir anticiparme para sumar tres puntos). La adquisición de habilidades motrices puede producirse por dos “vías”: una donde la ejecución guía y modela casi en exclusiva a la memoria procedimental, y otra en la cual una parte declarativa, consciente y reflexionada va dirigiendo la ejecución condicionando el aprendizaje y la memoria procedimental.

Veamos el primer caso. Tadlock (2005) propuso un modelo de adquisición de habilidades mediante la memoria procedimental en el que se sucedían las siguientes fases:

–          Ensayo.

–          Error.

–          Análisis implícito (no consciente) de los resultados.

–          Decisión a nivel implícito (no consciente) de como debe realizarse la siguiente ejecución para aproximarse al resultado.

Este autor describe el fenómeno que muchos técnicos observarán y es que sus deportistas adquieren habilidades para resolver la situación, pero no son capaces de reflexionar sobre ellas mismas. Estos atletas han ido adaptando sus “recursos” hasta conseguir el objetivo. Han adquirido habilidades puramente procedimentales.

En el segundo caso, tenemos un modelo propuesto por Fitts et. al., que se divide en tres fases o niveles:

–          Fase congnitiva: en la cual el sujeto utiliza unos conocimientos conscientes, descomponiendo la habilidad que se pretende adquirir en sus componentes más básicos (las claves de la tarea: que información es relevante, cuándo, cómo, etc.). En esta fase es importante la memoria de trabajo (Baddeley, 2000), la cual mantiene en activo las claves fonológicas (lenguaje, lo que el atleta se dice a si mismo) y visioespaciales (cómo debe relacionarse con el entorno).

–          Fase asociativa: es la fase de práctica repetida (entrenamiento) hasta que surja un patrón interiorizado de respuesta. A medida que se avanza en este punto, las acciones importantes para la ejecución de la habilidad se van aprendiendo y automatizando, del mismo modo que todas aquellas acciones superfluas o ineficaces van desapareciendo. El sistema sensorial individual adquiere los datos exactos de tipo espacial y simbólico requeridos para la correcta ejecución de la habilidad.

–          Fase Autónoma: Esta es la fase final del modelo, y consiste en el perfeccionamiento de las habilidades adquiridas. La capacidad para discriminar los estímulos importantes de los no importantes mejora, y se requiere un menor nivel de pensamiento consciente, porque la habilidad está siendo automatizada.

Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, los entrenadores y técnicos deberían organizar sus tareas y sesiones siguiendo la propuesta de Fitts, ya que en este caso nos permite regular, guiar, controlar y mejorar la adquisición de la habilidad deseada. En consecuencia, se interiorizaran patrones de respuesta más adecuados y la memoria procedimental “aportará” mejores soluciones.

 

Conocer la lógica interna del deporte: un seguro de éxito

 

La segunda tesis de este artículo es: cuanto mayor sea el conocimiento de la lógica interna del deporte más posibilidades existen de que la toma de decisión sea acertada.

Esta conclusión es algo lógico, veamos: la toma de decisión es inconsciente, basada en mecanismos de causa-efecto derivados de la interacción de nuestros procesos de percepción (facilitados por la atención) y memoria (procedimental). Estos podemos entrenarlos desde un primer estadio consciente (declarativo) para interiorizarlos (automatizarlos). Por lo tanto, cuanto más amplio sea el conocimiento sobre la lógica interna del deporte, podremos intervenir sobre un mayor número de situaciones, generando unos patrones causa-efecto mucho más amplios. Es decir, el hecho de poder detectar determinados patrones que se repiten e interaccionan en el combate, permitirá pensar e intervenir sobre ellos, facilitando un enriquecimiento del sistema de combate y en consecuencia un aumento de posibilidad de decidir correctamente.

Para aclarar esto, expondremos un planteamiento de la lógica interna del Taekwondo, de esta forma el lector comprenda como desde el conocimiento teórico del combate podemos generar sistemas de combate diferentes, adaptados a las condiciones del competidor y que le permitan optimizar su toma de decisión.

 

A partir de una matriz similar podemos generar conocimiento teórico que nos permita generar situaciones y tareas que nos permitan desarrollar un sistema de combate, con una serie de principios y subprincipios a través de los cuales optimizaremos al máximo la toma de decisión.

 

Conclusión

La toma de decisión depende de mecanismos de causa-efecto que asocian y relacionan la percepción y la memoria implícita, y que actúan de forma inconsciente durante el combate. Podemos mejorar la optimización de la toma de decisión cuanto mayor sea nuestro conocimiento de la lógica interna del deporte, ya que nuestro conocimiento procedimental (memoria implícita) se puede mejorar a través de mecanismos declarativos (conscientes). Es ahora cuando cobra sentido la afirmación de Richard Feynman, pues debemos interiorizar una serie de modelos (principios tácticos) para cada posible causa del combate con el fin de resolver la situación.

“Comportamiento Táctico”

La percepción y el tratamiento de la información: diferencias entre expertos y principiantes.

La toma de decisión: los mecanismos que utilizamos para emitir una respuesta.

El entrenamiento de la táctica: condiciones, fases y metodología.

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