Elena Benítez se convirtió con 21 años en la primera mujer malagueña en acudir a unos Juegos Olímpicos en lo que fue el debut olímpico del Taekwondo en Seúl 88, cuatro años antes de lograr el oro en Barcelona 92.

Cuando masTaekwondo.com la entrevistó al finalizar el Campeonato del Mundo de Copenhague 2009, donde España conseguía siete medallas (tres doradas), con gran sencillez decía: “Esta vez nos tocó a nosotros, en los pasados Juegos Olímpicos le tocó a México, la próxima vez será a otro, “is the game”, nosotros seguiremos trabajando para estar listos cuando nos vuelva a tocar.”

En aquella oportunidad también le preguntamos, que siendo España la segunda potencia mundial ¿Porque no se le dio en Atenas y Beijing? y muy enfáticamente respondió: “Porque a nosotros nos toca en Londres… ja ja ja…  es lo que te digo, no se dieron todas las circunstancias a la vez.”

Andaluza y amante de su tierra, esta malagueña asegura que quiere pasar sus años de vejez en su tierra (San Pedro de Alcántara, Málaga), donde ella creció y se formó como taekwondista, en esa maravillosa región del planeta, que no por nada fue bautizada como “La Costa del Sol”.

Nacida bajo el signo de Escorpio, decir Elena Benítez es igual a decir Taekwondo Español. Si uno revisa la historia, ella está, pero si observamos el presente, también la encontraremos como una protagonista de nuestro deporte.

En una reciente entrevista en un medio local de Málaga (Málaga Hoy) narraban que la sampedreña con tan sólo 21 años, en 1988, viajó a los Juegos Olímpicos de Seúl para convertirse en la primera deportista malagueña en ser olímpica.

Hoy, 24 años después, es una de las técnicas del equipo nacional español de Taekwondo que competirá en Londres con tres deportistas. En pleno siglo XXI, cuando la mujer ya tiene una presencia semejante a la del hombre en la sociedad, aquellas que fueron pioneras y derribaron puertas que parecían inamovibles, adquieren una relevancia a tener en cuenta. Elena Benítez fue la primera de las 11 deportistas malagueñas que han sido olímpicas. Todas ellas le deben mucho a la taekwondista, aunque después de tantos años, este anecdótico hecho le era desconocido.

“No tenía conciencia de que fuese la primera deportista mujer malagueña en ser olímpica. Es un honor ser la pionera, pero lo mejor es que después de mí han llegado muchas más”, manifiesta Elena, que tiene en su palmarés la medalla de oro olímpica en Barcelona ’92.

La experiencia vivida en Barcelona le marcó más allá de su trayectoria como deportista: “Cuando trabajas tanto, sufres y ves que consigues tu objetivo, la manera de valorar las cosas es distinta. Lo que viví en Barcelona fue tremendo. Verte en el podio, siendo la mejor de las mejores, es algo que no se puede describir”, asevera con emotividad 20 años después y desde el prisma de entrenadora. En Londres vivirá como técnica su tercera cita olímpica, tras Atenas 2004 y Beijing 2008. En la suma, media docena de Juegos Olímpicos, en distinta época pero con un denominador común: “La ilusión no se pierde”.

Desde que se retirara en el año 2000, tras la disputa de los Juegos de Sydney, Elena Benítez decidió devolverle al Taekwondo lo que éste le reportó. “Mis alumnos me ven como algo cercano. Si yo lo conseguí, ellos pueden”, sostiene la malagueña que después de más de dos décadas tratará de que Joel González, Nicolás García y Brigitte Yagüe puedan cumplir el sueño.

Barcelona, su mejor experiencia

Los Juegos de Barcelona 92 son considerados por algunos como los mejores de la historia. Elena Benítez, a pesar de estar en tres citas olímpicas, se muestra tajante al respecto: “Lo que se vivió en Barcelona, no sólo por el ambiente en la Villa Olímpica y porque fuese en nuestro país, fue algo apoteósico ya que desde los voluntarios hasta cualquier aspecto organizativo estaba cuidado con una precisión máxima”. La sampedreña también valora lo que significaron aquellos Juegos para el Taekwondo y para el deporte español. “Los deportistas españoles nos quitamos todos los complejos que teníamos y empezamos a creernos que podíamos estar con los mejores. Lo mismo ocurrió con el Taekwondo, que en Barcelona vivió un espaldarazo importante para que ocho años después pudiese contar, en Sydney, como deporte olímpico oficial”.

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