Hace aproximadamente ocho años, cuando el pelo todavía no se me empezaba a caer y mi única preocupación en la vida era saber qué ropa me iba a poner al día siguiente, recibí una invitación para trabajar con el equipo mexicano de Taekwondo que iba a participar en el Campeonato Pre-Olímpico Regional de aquellos años (2004). Mi emoción fue tan grande como la de una foca cuando le avientan un pescado después de hacer bien un truco enfrente del público.
Mucha gente me advirtió que no debía ir a concentrarme porque no me la iba a pasar bien, pero mi euforia era más grande que sus consejos, al grado de que cada vez que alguien me decía que no debía presentarme, mi cerebro se bloqueaba y empezaba a divagar (Si alguien está familiarizado con la serie “Malcom in the Middle”, me pasaba exactamente lo mismo que al hermano menor cuando alguien le da consejos o instrucciones).
Yo llegué a la concentración y, efectivamente, fue horrible. Empezando porque yo era el más chico de todos y no conocía casi a nadie. Además de que mi función era, básicamente, ninguna. Hasta la fecha sigo sin entender el por qué de la invitación. Me parece que los entrenadores se preguntaron lo mismo cuando yo estaba ahí, y en el camino del Distrito Federal a Querétaro me dejaron sobre la carretera a la altura de mi pueblo… Se escucha bien trágico, nunca me había puesto a analizarlo. Malditos.
A pesar de todo, me dejaron seguir entrenando con los del equipo mientras estuvieron en Querétaro. Yo me iba a la escuela en la mañana, tomaba dos clases y después manejaba 60 km para llegar al entrenamiento. Mi función seguía siendo la misma: ninguna.
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El día que entregaron las acreditaciones, me presenté porque me habían prometido una. Se tardaron tanto que comencé a sospechar que no habría tal, al mismo tiempo que maldecía mi suerte pues unas horas antes había vendido los dos últimos boletos. Al final recibí mi acreditación y fui muy feliz.
El evento estuvo genial, nunca había visto un auditorio tan lleno. Nunca había visto tampoco re-ventas tan descaradas.
En esta ocasión, el Pre-Olímpico regresa a la Ciudad de Querétaro. Será en un lugar diferente, con caras diferentes, autoridades diferentes, reglamento diferente, petos diferentes y hasta costos diferentes. Incluso mi función será diferente, y eso es algo que decir.
Nos vemos pronto… En Querétaro.
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@ChavaPerezFauno
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Excelente historia y gracias por compartirla, Estaremos con el equipo compa saludos¡¡¡…^^)
q mensote jajajajaj
En esa ocasión yo pagué 1,000 pesos mexicanos, en reventa,500 por cada dia…pero al final valio la pena ! tremenda calidad de competidores,…saludos